Una polémica sin base. Mucha polvareda informativa se ha levantado estas semanas a raíz de que el nuevo Gobierno central anunciara su intención de derogar el pin parental establecido en Murcia para ciertas clases que se desarrollan en los colegios de esta comunidad. Una autorización familiar que también aparece en los acuerdos presupuestarios del Ejecutivo andaluz con Vox para aprobar las cuentas autonómicas. El debate -más político que educativo- ha convertido de nuevo la escuela en un espacio de confrontación ideológica por un asunto que, hasta ahora, no había provocado casi ningún problema entre los equipos directivos de los centros, los docentes y los padres. 

El consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, ha contabilizado los casos de familias disconformes con estas actividades curriculares que se desarrollan en horario lectivo: sólo dos quejas en el año que lleva al frente de dicho departamento. Dos protestas en una comunidad educativa formada por dos millones de alumnos. Una gota en un océano. De ahí que el propio Imbroda reconozca lo “innecesaria” que resulta esta autorización paternal, pese a estar recogida en el pacto presupuestario. 



Los primeros extrañados por la polémica han sido los directores de los colegios e institutos públicos, a los que, por ahora, no les ha llegado ninguna instrucción de la Junta que les obligue a pedir dicho permiso. Una extrañeza que también es fruto de comprobar la “normalidad” con la que se aceptan las actividades complementarias que se organizan, diseñan y se ponen en funcionamiento todos los cursos con el respaldo de los distintos agentes que conforman la comunidad educativa de los centros de enseñanza. 

“Es una polémica artificial y llena de disparates”. Así se expresa José Báez, director del IES Velázquez, en pleno Casco Antiguo de Sevilla. Una de las características de este instituto es la multitud de actividades complementarias y extraescolares que desarrolla durante el curso, muchas de ellas relacionadas con instituciones del entorno. “En este centro, por el volumen de alumnos que acoge, contamos con un departamento propio que las coordina”, explica Báez, quien detalla que la mayoría de estas actividades las proponen los distintos departamentos didácticos, al estar relacionadas con las asignaturas que imparten. 

“No todas, pese a su carácter curricular, son obligatorias”, incide el director del Velázquez, que agrega que “algunas que se desarrollan fuera de las instalaciones requieren del permiso de los padres, como siempre ha ocurrido”. Una de las últimas salidas organizadas por este centro fue al embalse del Gergal, en Guillena. El objetivo de esta excursión era dar a conocer el ciclo del agua urbano, a lo que se añadía “un valor transversal”: el ahorro en el consumo del agua. El centro se encargó de los desplazamientos y la explicación la ofrecieron los técnicos de Emasesa, algo habitual en este tipo de actividades. 

Actividades ineludibles

También hay actividades que se desarrollan para conmemorar jornadas muy señaladas en el calendario, como el Día de la Mujer o el de la Memoria Histórica. En estos casos el material que se usa y el contenido que se desarrolla los facilitan las administraciones públicas, la Junta y el Ayuntamiento hispalense. “No suelen tener mayor trascendencia porque los alumnos y los padres ya asumen con total normalidad su celebración”, apunta Báez. 

De igual forma, también se organizan talleres relacionados con “la inteligencia emocional”, que abarcan temáticas tan diversas como el cambio climático, la prevención de problemas nutricionales o de adicción a las drogas (impartido por agentes de la Policía Nacional) y los relacionados con el patrimonio, como el que se desarrolló el curso pasado en la cercana Plaza de San Leandro y que consistió en mejorar el aspecto de sus jardines, labor en la que contaron con el asesoramiento de técnicos municipales. 

Después de este desglose José Báez se pregunta “¿dónde está el adoctrinamiento?”. “Cuesta pensar que alguien vaya a adoctrinar en estas actividades, pues las de género o sexo son meramente puntuales”, refiere este director quien en sus cinco años al frente del Velázquez no ha tenido problema “ideológico” con ninguna familia a cuenta de estos actos. 

En el CEIP Jadines del Valle, un colegio basado en la educación emocional, tampoco se ha registrado ninguna queja de las familias por las actividades complementarias que desarrolla. Todo lo contrario. Los padres son muy participativos en este ámbito y proponen muchos contenidos a los responsables de organizarlas, los equipos técnicos de cada ciclo. Así lo afirma su directora, Matilde López, quien concreta que el plan de centro y las finalidades que en él se persiguen les lleva a impartir muchos talleres sobre violencia de género, igualdad o bullyng. “Ante todo, queremos que los niños que aquí vengan sean tolerantes. Ése es nuestro principal cometido”, añade. Un propósito que se hace bastante necesario dentro de una escuela donde conviven menores de 19 nacionalidades y 26 niños de Educación Especial. “Trabajar la empatía resulta imprescindible”, destaca López. 

Los coordinadores de cada ciclo son los principales encargados de proponer las actividades complementarias. Por su “filosofía”, este colegio cuenta, además, con un coordinador de igualdad y otro de paz, que cambian cada dos años de responsables. Las temáticas planteadas pasan a principio de curso por el consejo escolar, donde se encuentran representados los padres. Entre estas actividades hay algunas fijas e “ineludibles”, como las relacionadas con las del Día de la Violencia de Género y de la Mujer. Una vez que cuentan con el visto bueno del consejo se envían a los equipos técnicos, que otorgan la aprobación y se encargan de proporcionarle a los coordinadores las pautas para desarrollarlas. Finalmente, se trasladan al claustro de maestros, donde reciben la aprobación definitiva. 

Acordes al plan de centro

“Cuando los padres eligen este colegio para escolarizar a sus hijos saben muy bien dónde los traen. Esto es un centro tolerante, apolítico y laico, que fomenta el respeto a la diversidad, a las distintas ideologías y religiones”, defiende la directora del Jardines del Valle. Estos principios han provocado que sea una de las escuelas más demandas por las nuevas familias que se han instalado en el Casco Antiguo y que cada primavera presente un déficit de plazas ante el elevado número de solicitudes. “Por tal motivo, nunca hemos tenido problemas con ellas, pues todo lo que se imparte en esas horas se ajusta a nuestras finalidades y al plan de centro“, agrega Báez. 

Azucena Sanz, directora del CEIP Altos Colegios Macarena, considera que toda la polémica que ha generado el pin parental es una forma de “usar los colegios como arma arrojadiza entre partidos políticos”. Como en la mayoría de los centros, aquí las actividades complementarias también se organizan a principios de curso, aunque luego se van añadiendo otras. “Las decide el claustro de maestros, que supervisa que vayan acordes al plan del centro. Luego se explican al consejo escolar“, especifica Sanz, quien aclara que estas tareas “son evaluables, pues están dentro del currículo y lo complementan”. 

“Su organización requiere bastante trabajo, pues conlleva reajustes horarios para impartirlas” afirma la directora de los Altos Colegios, quien abunda en que para estas actividades siempre se trae a expertos. “Hemos tenido charlas de la Policía Nacional para hablar de ciberacoso y bullyng. En vísperas del Día de la Constitución nos visitó Javier Pérez Royo para hablarnos de su libro relacionado con la Carta Magna”, recuerda esta directora, que ahora se propone que también impartan dichas clases mujeres deportistas y científicas.

“No pedimos permiso a los padres para hacer estas actividades, pues están dentro del currículo y, por tanto, es competencia docente”, destaca Sanz, quien advierte que de ser obligatoria esta autorización, “complicaría enormemente” el funcionamiento de colegios como éste, donde cada semana se organiza una. La directora de los Altos Colegios también alerta del supuesto caso en que una familia se niegue a que su hijo asista a una de estas clases: “¿Con quién lo dejamos? ¿Lo excluimos?”, se pregunta esta profesional de la enseñanza, quien lamenta que “llevamos muchos años trabajando por la inclusión de todos los niños para que ahora los discriminemos”. 

La libertad de enseñanza

Sobre un posible adoctrinamiento en estas enseñanzas, Sanz hace uso de sus 32 años de experiencia como docente. “He trabajado de directora en colegios de zonas tan distintas como las Tres Mil, Sevilla Este y el Casco Antiguo, y puede asegurar que demasiados problemas tenemos ya los maestros como para intentar también aleccionar a los alumnos en cuestiones ideológicas”. Dicho lo cual, defiende “la libertad de enseñanza por encima de las políticas de izquierdas y derechas”.  

Pese a la polémica desatada los últimos días, Sanz puntualiza que “la administración educativa aún no se ha dirigido a los directores para darle instrucciones sobre los permisos familiares”. Por tanto, desde la Junta, como se podía apreciar en las declaraciones más recientes de Imbroda, aún no se ha iniciado ningún procedimiento al respecto. 

 

 

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