El laboratorio malagueño Fernández Canivell, fabricante del centenario tónico Ceregumil junto a otros productos, le ha propuesto al Ayuntamiento de Málaga hacer un museo sobre el patrimonio industrial de la provincia y considera que una buena ubicación sería Tabacalera, donde ya está, por ejemplo, el Museo del Automóvil. “Málaga tiene una historia industrial muy importante y pensamos que se podría hacer un museo. En nuestra sede tenemos un museo de más de 1.000 metros cuadrados con todo tipo de carteles publicitarios y otros productos y ofreceríamos esos fondos para ese futuro museo”, comenta Juan Ramón Fernández Canivell, accionista y asesor de la compañía malagueña.

La historia del Ceregumil es apasionante y fueron pioneros en el mundo publicitario, con carteles como el famoso del loro. Su inventor fue el farmacéutico granadino Bernabé Fernández Sánchez, que empezó a elaborar este tónico en la localidad cordobesa de Montilla y fue tal el éxito que lo registró en 1912 para evitar plagios. En 1921 abrió una fábrica en Málaga por la posibilidad de utilizar el puerto para exportar el producto a otras partes de España y del extranjero.



“En pocos años logran interesar a todos los artistas gráficos del país, la empresa consigue que su producto se anuncie en todas partes a través de la obra gráfica de los mejores autores del género. Tanta es la respuesta que se obtiene de los creativos españoles, que en escasísimos años no hay empresa en España que pueda reunir una colección gráfica semejante a la de Ceregumil”, afirman en su sitio web.

Como adelantó este diario, Fernández Canivell ha decidido vender la marca Ceregumil a la firma catalana Uriach Consumer Healthcare para fortalecer su distribución internacional, aunque la producción se mantendrá, al menos durante un año, en la fábrica ubicada en el PTA en Málaga. Fernández Canivell explica que el laboratorio sigue en Málaga y que incluso están analizando la incorporación de nuevos productos ligados al mundo dietético y alimenticio.

La empresa malagueña abrió una planta de 4.000 metros cuadrados en el parque tecnológico en el año 2009 aunque, como señala Fernández Canivell, la capacidad de producción está en torno a un 35%. El edificio es propio y se prevén nuevos retos, por lo que el asesor de la compañía respalda los 12 puestos de trabajo que hay en la compañía. “La fábrica no desaparece”, insiste Fernández Canivell, quien precisa que “en el primer año fabricaremos Ceregumil igual en Málaga y habrá que ver cómo se concreta en los años siguientes, aunque haremos otro tipo de preparados propios”.

La familia Fernández Canivell posee el 32% del accionariado del laboratorio y el resto pertenece a otros socios. Fernández Canivell explica que “en estos momentos tan malos para la economía las pymes no pueden soportar la presión fiscal y económica y son las grandes multinacionales las que están dirigiendo el mercado farmacéutico y de dietética”, añadiendo que “las grandes empresas son ahora las que pueden soportar la distribución del producto mientras que las pequeñas se están quedando fuera”. En este sentido se enmarca la operación de la venta de la marca Ceregumil a Uriach porque, según indica el accionista y asesor, “antes que morir hay que trabajar con dignidad”.

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