Si no se ponen de acuerdo en un único candidato, los críticos con Susana Díaz tienen pocas posibilidades de ganarle un congreso. Así lo mantienen varios dirigentes de las corrientes críticas con los que ha hablado este medio, aunque todos están de acuerdo en que, finalmente, sólo será una persona la que lidere la alternativa cuando se convoquen las elecciones primarias y el congreso. La elección en Huelva de Maru Limón como presidenta de la Diputación y el apoyo que ha recibido de Ferraz ha dado alas al relevo del la líder del PSOE andaluz, toda vez que los susanistas onubenses se opusieron a ello.

Hay dos elementos que han avivado la crisis latente en el PSOE andaluz, un proceso inconcluso desde que perdió el Gobierno de la Junta después de 40 años ininterrumpidos de poder. Uno ha sido Huelva, donde el PSOE más tradicional y los pedristas se aliaron contra la dirección de Susana Díaz y a favor de Limón; el otro, es el encauzamiento de los Presupuestos Generales del Estado, ya que  Pedro Sánchez convocará el congreso federal una vez que apruebe estas cuentas y que la pandemia le despeje el calendario. Los más optimistas creen que será en verano de 2021, aunque lo realista es pensar en el otoño.



Las primarias socialistas suelen ser de tres, aunque los críticos recuerdan que la candidatura del granadino Pérez Tapia en las elecciones que compitió con Eduardo Madina y Pedro Sánchez contó con el apoyo de quienes entonces eran pedristas a la vez que susanistas para debilitar las opciones del diputado vasco. 

La prueba del nerviosismo en el susanismo se dejó ver el pasado miércoles. Felipe Sicilia, el diputado de Jaén que se postula como alternativa a Susana Díaz, daba una entrevista en la Ser, y los elementos más leales de la ex presidenta se lanzaron en tropel en las redes sociales a criticar al jiennense porque iba a hablar de asuntos internos el mismo día que se debatía la enmienda a la totalidad de las cuentas en el Parlamento andaluz. Un argumento, digamos, que rebuscado, que trasluce, por primera vez, cierta debilidad en las filas susanistas. José Fiscal, Francisco Conejo y Rodrigo Sánchez Haro tuitearon mensajes contra Sicilia, incluso antes de la emisión de la entrevista, aunque ya conocían algún titular. Por lo demás, nada nuevo sobre lo que Sicilia ha venido manteniendo, que es la necesidad de un cambio de liderazgo. El titular fue la reacción contraria, no lo que dijo.

“No deja de tener gracia que quienes se han llevado dos semanas en Huelva recogiendo firmas para impedir que Maru sea presidenta digan ahora que no es el tiempo de lo orgánico”, sostiene uno de estos críticos. “Es una torpeza y una prueba de soberbia, porque quienes no sabían que Sicilia hablaba, se enteraron por ellos”, remata esta persona.

Los críticos no discuten, por el momento, el nombre de la persona, aunque hay cinco destacados para esto: el mentado Felipe Sicilia, la jiennense Ángeles Férriz, el sevillano Alfonso Gómez de Celis, el alcalde hispalense Juan Espadas y la ministra María Jesús Montero. Estos dos últimos, que pueden ser los mejores candidatos en unas elecciones a la Junta, son los que más problemas tienen para ser secretarios generales del PSOE andaluz, y lo primero que los militantes harán será elegir a su líder orgánico. Lo que los críticos discuten es el modo.

Hay quienes sostienen que Susana Díaz, a la que le reconocen su liderazgo pasado, deber ser la que dé el paso de marcharse, por medio de un acuerdo de transición con Pedro Sánchez. Se trataría de acordar una renovación entre todos los sectores del PSOE. A esto, algunos lo llaman “pasteleo”. Y son los que mantienen que la ex presidenta no se marchará, sino que habrá que ganarle en un congreso. No sólo creen que esto es lo que sucederá, la pugna en las urnas, sino que es necesaria como “revulsivo”.   

Susana Díaz mantiene su candidatura a la Junta para 2022, considera que es ella la que puede ganar en unas elecciones a Juama Moreno y que sólo necesitaría el apoyo parlamentario de Podemos e Izquierda Unida. Teresa Rodríguez, que siempre se negó al acuerdo, ha quedado fuera de juego; si se presenta, tendrá que ser con una lista diferente a la de Adelante Andalucía, aunque la conjunción de tres listas por la izquierda debilita, al menos en teoría, las posibilidades del PSOE.

En la alternativa a la ex presidenta ya confluyen los pedristas de primera hornada con parte del socialismo andaluz más clásico, que se alejó de Susana Díaz, y un grupo de secretarios provinciales que miden fuerzas y actúan con mayor cautela. De estos últimos destaca el de Jaén, Francisco Reyes, cuya provincia estará con el cambio cuando se produzca.

Hay un factor determinante en el modo de actuar de los críticos, y es que ni Ferraz ni Pedro Sánchez le han dado aire. El presidente del Gobierno mantiene una buena relación con la secretaria general, viven en un pacto de no agresión que cobra más valor si se consideran los ataques que otros líderes regionales sí ejercen contra Sánchez. Sin embargo, Adriana Lastra, portavoz socialista en el Congreso, sí respalda a Felipe Sicilia, que es amigo y colaborador en la Cámara. 

Según explican algunos conocedores de la crisis, Lastra palpó que Susana Díaz ya no tenía la mayoría cuando muchas voces le criticaron, con nombre y apellidos, en una asamblea que la ex presidenta celebró con sus senadores y diputados. Aquello fue el punto de inflexión.

La dirección susanista tenía que haber convocado la interparlamentaria, donde están, además de senadores y diputados, los parlamentarios autonómicos, pero entre éstos hay tres críticos destacados: Mario Jiménez, su anterior portavoz; Ángeles Férriz, y la onubense María Márquez. Como se temía una reunión con contestación, se optó por convocar sólo a los de las Cámaras nacionales, pero se erró en el cálculo.

Los tres del Parlamento -Jiménez, Férriz y Márquez- tuvieron que protestar ante el grupo socialista, porque no se les citaba para los plenos. En la Cámara andaluza, hay restricciones a causa de la pandemia y los parlamentarios se turnan, pero a los tres no los llamaban nunca. Desde esta semana sí pueden ir, pero nunca coinciden los tres, lo que no deja de provocar hilaridad en los pasillos del Parlamento, donde el grupo ha instalado esta suerte de prohibición de reuniones entre más de un crítico.

¿Mantendrá Sánchez su acuerdo con Susana Díaz hasta el final? Eso es lo que dudan muchos, aunque una parte de los críticos sostienen que tampoco es necesario un apoyo expreso, bastaría con una neutralidad sin adjetivos. Todo dependerá de cómo le vaya al presidente del Gobierno en el congreso, pero, sobre todo, y esto es algo que no hay que obviar, Ferraz observará cómo van los sondeos en Andalucía. Si a Díaz no le fuese bien, no sólo preocuparía por la parte andaluza, sino también por las opciones nacionales del propio Sánchez.  

 

 

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