Los olivares de la provincia de Málaga se llenan en estos días de cuadrillas de jornaleros, tractores y máquinas especiales para la recogida de la aceituna, aunque el grado de mecanización es diferente entre las zonas más llanas –como es el caso de Antequera– y aquellas en las que predomina el olivar de montaña –caso de la Serranía de Ronda–.

En las parcelas mecanizadas un tractor o máquina adaptada se encarga de la parte más dura del trabajo al estar equipado con una pinza que tumba la mayoría de la aceitunas de cada olivo mediante una vibración intensa que solo dura unos segundos. Un equipo mecánico que suele ir acompañado por varios operarios con varas que sacuden aquellas zonas del árbol en las que la sacudida no logra hacer caer la aceituna. Y es que cada fruto cuenta.



Junto a ellos trabaja el equipo que se encarga de colocar los telones sobre los que se precipita la aceituna para su posterior recogida. Un trabajo que también cuenta con diferentes niveles de mecanización. Muchas explotaciones poseen ya tractores equipados con palas que cuentan con un sistema para recoger los telones ya cargados de fruto lo que hace más llevadera la labor.

Un trabajo que es mucho más lento y pesado en aquellos olivares de montaña en los que es complicado el trabajo de estos equipos mecánicos o que, debido a sus dimensiones, no es rentable su adquisición. En estos casos, se emplean máquinas de vibración individuales que suelen llevar varios de los jornaleros que conforman el equipo de vareadores.

Este hecho hace que el coste de la campaña en algunas zonas de olivares de montaña sea mucho mayor que aquellas en las que la mecanización es más sencilla, lo que está llevando a algunos pequeños productores a abandonar sus parcelas y dejar la aceituna sin recoger. En otros casos, se opta recolectar pequeñas cantidades para el autoconsumo.

En este sentido, desde la almazara de Ronda, Juan Rosua, advierte sobre el riesgo que supone que algunos de estos aceites terminen siendo vendidos mediante las redes sociales o de forma directa, ya que se trata de producciones que no han pasado por los controles sanitarios necesarios par poder ser comercializados. Además, suponen una clara competencia desleal hacia el resto de productores. En el caso rondeño, se prevé que la producción de este año descienda debido a los problemas de floración que se produjeron por las pocas precipitaciones.

Mientras tanto, desde Dcoop explican que la producción estará en las 185.000 toneladas, una cifra similar a la del pasado año. En su caso también apuntan que la falta de precipitaciones en el momento adecuado han hecho que no sea mayor. No obstante, la evolución de la climatología será la que marque los resultados finales de la campaña.

En cuanto a las previsiones para los precios, se espera que sea la exportación la que tenga mayor relevancia ante los malos datos de las campañas que se prevén en Túnez e Italia. Este hecho puede hacer que exista una falta de aceite que llevaría probablemente a un incremento de los precios. 

Además, también se observa una recuperación del mercado nacional. Pero se mantienen las dudas con el estadounidense, a la espera de las decisiones que pueda tomar la administración americana bajo el mandato de Joe Biden en torno a los aranceles que están castigando las ventas españolas en ese país, hasta el punto de perder el liderazgo en ventas. En el caso de Dcoop, al contar con dos plantas de envasado en EEUU, no se van a ver afectados por dichos aranceles, aunque se posicionan claramente a favor de la eliminación de los mismos para que no dañe al sector.

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