El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha explicado este viernes que España dispondrá de un registro especial para hacer un seguimiento de la evolución de las personas que sean vacunadas contra el coronavirus.

Illa ha intervenido en la 25ª edición de las jornadas de economía de S’Agaró, celebradas este viernes excepcionalmente en el Palau de Mar de Barcelona, en formato híbrido, presencial y telemático, por la situación de la pandemia,



El ministro ha indicado que “muy probablemente a principios del año próximo” España tendrá ya “una o varias vacunas”, que se administrarán a la población de acuerdo a una estrategia de vacunación que fijará unos criterios de prioridad iguales para toda España y que se dará a conocer “en las próximas semanas”. El propio Illa avanzó el miércoles que preveía que ese plan estuviese listo el 23 de noviembre. En su elaboración trabajan, explicó, expertos tanto del Ministerio de Sanidad como de las comunidades autónomas.

Ha precisado que los criterios de distribución serán “los mismos en toda España” y ha subrayado que están intentando que la estrategia también sea igual en toda Europa.

Esa estrategia de vacunación incluirá aspectos como quiénes serán los grupos de población que recibirán primero las vacunas que lleguen a España. Lo que Illa ha añadido ahora es la creación de ese “registro especial de vacunación”, en el que según ha asegurado el Gobierno lleva trabajando “desde septiembre”, para que se pueda hacer un “seguimiento de la evolución” de todos los ciudadanos que se vacunen.

Sobre la compra de vacunas, el ministro ha celebrado que ya hay un contrato asignado con cuatro compañías en el marco del acuerdo europeo para su adquisición (preacuerdo, en realidad, que se materializará, insiste la Comisión Europea, una vez se compruebe la eficacia y seguridad de los fármacos).

Illa ha vaticinado que tendrán a su disposición una vacuna “segura y eficaz” antes que un tratamiento eficaz, con la que no se podrá dar por finalizada la pandemia pero sí pasar a un estadio que no requiera las mismas restricciones que ahora. Sobre la compra de más vacunas de las necesarias, el ministro ha concretado que, en el hipotético caso de que sobren, las repartirán con otros países que también las necesiten “en un ejercicio de solidaridad”.

El ministro ha defendido que el sistema sanitario español está entrenado para vacunar: “En España vacunamos anualmente a 10 millones de personas en unas ocho semanas de campaña de la gripe. Hay logística, hay profesionalidad, hay entrenamiento de vacuna. Ya lo hemos hecho, lo sabemos hacer y no es una cosa nueva”. No ha hecho referencia a los problemas logísticos que presenta la vacuna de Pfizer.

Situación de la pandemia en España

Sobre la situación epidemiológica derivada de la pandemia en España, Illa ha celebrado la mejora de la última semana pero ha advertido de que siguen registrando “muchos casos” y ha subrayado la dificultad de estabilizar y de bajar los indicadores. Ha augurado todavía “un periodo largo y duro” por delante que seguirá exigiendo esfuerzos dado el contexto, a su juicio, inestable y a la frágil situación que hace que las cosas cambien en muy poco tiempo.

¿Han aprendido algo?

Sobre las lecciones que han aprendido a raíz de la pandemia, el ministro no ha hecho autocrítica alguna sobre la gestión de su Ejecutivo desde que en enero la OMS decretó la emergencia internacional por el SARS-CoV-2.

En su lugar, Illa ha reivindicado que lo han hecho “muy bien” al impulsar el estudio de seroprevalencia que, según él, es un trabajo de referencia mundial que la semana que viene iniciará su cuarta ola. Asimismo, ha defendido que se tiene que reforzar el sistema nacional de salud y “potenciar mucho más” todas aquellas prácticas relacionadas con la salud pública y la prevención.

También ha reconocido que se tiene que revisar la estrategia de deslocalización “poco meditada” que se ha seguido en España y ha insistido en aumentar la capacidad de fabricación nacional de productos estratégicos como las mascarillas y los respiradores artificiales. Ha criticado el “excesivo individualismo de la sociedad occidental” porque controlar una pandemia es un ejercicio de solidaridad y, hasta que no se controle en todo el mundo, no terminará.

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