Decían en Juego de Tronos que llega el invierno y es un magnífico símil con la gran incertidumbre sanitaria, económica y laboral en la que está inmersa la provincia de Málaga por la pandemia provocada por el coronavirus. A 30 de octubre quedaban 25.678 trabajadores en Málaga en Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (Erte) y habrá que ver cómo es la evolución en los próximos meses ya que la hotelería, la hostelería o el comercio -tres de los sectores más castigados por las restricciones- tienen ante sí un escenario muy complicado a corto y medio plazo.

Nadie esperaba una pandemia y se ha desbordado todo. Según datos facilitados a este diario por la Subdelegación del Gobierno, desde el inicio del estado de alarma en marzo se alcanzó un pico máximo de 120.000 trabajadores en Ertes, por lo que la noticia positiva es que el 80% de ellos ya han salido si bien no están incluidos en ese dato los nuevos Ertes del real decreto vigente desde el 1 de octubre.



Prácticamente de la noche a la mañana la mayoría de empresas malagueñas y del resto del país tuvieron que cerrar sus puertas y presentar un Erte para evitar despedir a sus plantillas. Los recursos de la Administración son los que son, por lo que era evidente que iba a haber un colapso. Desde la Subdelegación explican, por ejemplo, que los funcionarios han tramitado casi 200.000 expedientes desde abril hasta septiembre y que incluso en los meses más duros como el de abril -cuando el confinamiento era total- en las oficinas del Sepe en Málaga se llegaron a tramitar 6.050 expedientes diarios. Cabe recordar además que los funcionarios trabajaban en sus propios hogares, atendiendo llamadas y solucionando el papeleo.

En el mes de abril los funcionarios llegaron a tramitar 6.050 expedientes al día

Había -y sigue habiendo- mucha demanda de personas queriendo contactar con el Sepe y era misión casi imposible conseguir una cita presencial o incluso telefónica. No obstante, con el paso de los meses la situación ha ido mejorando. “Este verano se realizó un refuerzo de 30 empleados públicos en las oficinas del Sepe en Málaga y en los próximos días se incorporarán otros 30, por lo que el refuerzo total será de 60 empleados públicos”, explican desde el Gobierno.

El virus le está saliendo por un dineral a la economía malagueña -según las peores estimaciones de expertos como Analistas Económicos de Andalucía el PIB podría llegar a caer un 15% este año- y a las arcas públicas. El Gobierno recalca que entre marzo y septiembre ha gastado 516,5 millones de euros en el pago de las prestaciones por los Ertes, una cantidad que se irá incrementando porque, por ahora, se mantienen hasta el 31 de enero.

“El sistema de protección de los Ertes es una de las medidas más importantes que el Gobierno ha tomado desde el primer minuto para proteger tanto a trabajadores como a empresas por la situación generada por la crisis de la Covid-19”, indica el subdelegado del Gobierno en Málaga, Teófilo Ruiz, quien añade que “el establecimiento del sistema de protección de los Ertes ha sido fundamental para el mantenimiento de decenas de miles de puestos de trabajo, así como la supervivencia de miles de empresas en la provincia de Málaga”.

Los Ertes han sido, sin duda, un colchón. La mayoría de las empresas cerraron sus puertas, en sectores como la hostelería aseguran que en los últimos nueve meses han perdido el 65% de su facturación anual y, en este contexto, la mayoría de los empleados habrían ido a engrosar las listas del paro. Los Ertes han frenado esa posibilidad, por ahora, aunque se confía en que la vacuna llegue lo antes posible y se pueda retomar cierta normalidad.

Pablo Refino, dueño de una cafetería: “Tenemos en Erte al 50% de los empleados, cobraron todos de más y ahora tienen que devolver el dinero en un plazo”

No obstante, también hay confusión entre el empresariado porque ha habido numerosos cambios en las negociaciones con el Gobierno. De hecho, los hosteleros critican que tienen que hacer frente al pago de las cotizaciones sociales de todos sus empleados -incluyendo los del Erte- pese a que apenas están teniendo ingresos.

En apenas unos meses centenares de miles de trabajadores en España que habían tenido la fortuna de no pisar nunca una oficina del paro han tenido que hacer prácticamente un máster en Ertes en el peor escenario posible ya que su normativa ha cambiado en varias ocasiones y es difícil contactar con los funcionarios al encontrarse el sistema saturado.

Se ha visto y se sigue viendo de todo. Desde personas que han cobrado desde el primer mes sin ningún problema hasta otros trabajadores que tardaron meses en ingresar su primera nómina. También se han abonado importes incorrectos, obligando al empleado a devolver la cantidad sobrante en un plazo determinado de tiempo para no sufrir una penalización. El propio Servicio Público de Empleo Estatal ha elaborado una guía sobre los errores más comunes que se están dando y cuáles son sus soluciones que puede consultarse en su sitio web. Cabe destacar que buena parte de culpa es también de las empresas, que entregan mal la documentación necesaria, lo que ralentiza el proceso porque hay que empezar de nuevo con los trámites.

Pablo Refino es el propietario de una cafetería y heladería y señala que “tenemos en Erte al 50% de los empleados, cobraron todos de más y ahora tienen que devolver el dinero en un plazo para que no le cobren un 20% de interés”.

Juan Franco trabajaba en el bar ZZPub y está en un Erte desde el mes de marzo cuando se decretó el primer estado de alarma. “No hemos llegado a abrir y está la situación muy complicada con el ocio nocturno, aunque esperamos que nos podamos recuperar pronto”, dice este joven, quien señala que “la verdad es que no estamos teniendo problema ninguno con el Erte. Me están pagando cada día 3 el 70% del salario y lo tengo prorrogado, por ahora, hasta enero aunque no sé qué ocurrirá a partir de esa fecha. Supongo que como no hemos llegado a abrir no hemos tenido problema”.

Mercedes Martos empezó en el Erte el 14 de marzo y cobró la primera prestación el 10 de julio. Estaba empleada en la red de cafeterías Tejeringos en la zona de Teatinos y aún no ha podido ser rescatada por su empresa. “Llevo desde marzo sin trabajar, han recuperado a algunas personas pero entre las medidas de seguridad y las restricciones no están dejando a las empresas sacar a la gente del Erte”, comenta. Martos afirma que desde julio está recibiendo bien el ingreso todos los meses, sin cobrar de más. Tampoco puede trabajar en otra cosa al ser su expediente temporal, por lo que señala que está aprovechando el tiempo para volver a estudiar en busca de otras posibilidades laborales.

Francisco Rodríguez, copropietario del bar La Peregrina Centro, señala, por su parte, que “los compañeros que tenemos en el Erte nos están llamando diciendo que no han cobrado. Han suspendido la ayuda para renovarla ahora otra vez y mientras se renueva no están cobrando. Le están diciendo que no cobrarán hasta diciembre o enero”. En este local eran 15 trabajadores y ahora están cinco. “Esto nos está llevando a la ruina”, lamenta.

Gustavo Candamil, copropietario del restaurante Candamil, explica que tiene a cuatro personas en un Erte total y a tres en uno parcial y resalta la dificultad para recuperar a personas no solo desde el punto de vista económico sino también organizativo ya que si se tiene a personal en Erte nadie puede hacer horas extra, pero se puede recuperar a empleados de forma parcial para que trabajen entre un 30 y un 70% de la jornada, algo que no es siempre sencillo teniendo en cuenta que hay poca clientela.

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