El decano del Colegio de Abogados de Málaga, Francisco Javier Lara, investigado por un delito desobediencia a la autoridad judicial, ha asegurado que ordenó la suspensión de los servicios de guardia por incumplimiento de las medidas de seguridad y que solo quiso “proteger a los abogados que iban a jugarse la vida”. Lara ha sido citado en calidad de investigado por el Juzgado de Instrucción número 6 de Málaga el próximo 23 de noviembre por unos hechos que se remontan a la suspensión de servicios de guardia que decretó por incumplimiento de las medidas de seguridad, pues “no había mascarillas, ni gel ni ningún tipo de protección”.

“He meditado mucho sobre si hice bien”, ha afirmado en una entrevista con Efe el decano, quien ha subrayado que hizo lo que tenía que hacer “por conciencia”, ya que “morían miles de personas diariamente, no se sabía nada todavía de la covid. No había mascarillas, geles y solo pedía hacer las guardias por videoconferencia o con protección”.



Ha destacado que los servicios se restablecieron cuando se comenzaron a prestar las asistencias por medios telemáticos o, cuando esta opción no era posible, al menos se aseguraba la utilización de mascarillas y guantes y se respetaba la distancia de seguridad requerida por las autoridades sanitarias. Ha explicado que cuando el Colegio consiguió mascarillas, porque “no había”, además de darlas a sus asociados inmediatamente hablaron con la presidenta de la Audiencia de Málaga, Lourdes García, y le dieron un lote para que los jueces también pudieran protegerse “y así ayudarnos todos, ya que todos somos padres, hermanos o hijos”.

Lara, que comienza la próxima semana una nueva etapa, ya que deja el viernes su cargo tras ocho años de mandato, ha asegurado que siempre ha intentado ser un abogado muy reivindicativo e institucional, y que cuando accedió al cargo prometió defender a sus compañeros ante todos y contra todos si era necesario. Debido a ello, ha admitido que siempre lo han considerado muy peleón: “No me gustan las guerras, pero ha habido cosas que no se podían resolver en los despachos ni por escrito” y por eso ha sido necesario entrar en algunas disputas.

Esta semana abandona el cargo pero todos reconocen que ha sido un hombre valiente al que no le ha temblado el pulso si ha tenido que luchar con la judicatura o la administración. A los pocos días de tomar posesión movilizó unas 3.500 personas contra las tasas judiciales, reivindicación que salió en todos los medios nacionales y que sirvió para que la abogacía reaccionara en toda España.

Pasados unos meses también luchó con la Junta de Andalucía para que se pusieran al día con los pagos del turno de oficio no sin antes demostrar con un documento notarial que era falso lo que decía la administración sobre los pagos. También alertó de que los viernes, en Semana Blanca, o cerca de Navidad no se celebraban juicios, así como la falta de respeto que había hacia los abogados con los retrasos injustificados en los juicios.

Además alertó del reparto arbitrario que se producía a la hora de designar administradores concursales, luchó para eliminar las tasas que dificultaban o imposibilitaban el acceso a la administración de Justicia a los ciudadanos y defendió que no se eliminaran los partidos judiciales.

Ha aprobado numerosas medidas en favor de los abogados, entre ellas el apoyo a enfermos de larga duración, medidas que luego han sido copiadas por otros colegios y deja un superávit de 600.000 euros en el Colegio. Y aunque su última guerra le ha costado su imputación, no está solo, pues miles de personas le han mostrado su apoyo y cientos de abogados han asegurado que lo acompañaran el día de su declaración. “No solo me apoyan a mí, sino a la institución”, ha manifestado.

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