El impulso del proyecto de construcción de una torre de uso hotelero en el puerto de Málaga hace ahora más de cinco años fue objeto de no pocos interrogantes relacionados con el promotor de la operación. Algo a lo que no ayudó que la firma que de manera condicionada se hizo con la concesión del suelo sobre el que se proyecta este complejo, Andalusian Hospitality II, fuese una absoluta desconocida.

La ganadora del concurso impulsado por la Autoridad Portuaria fue constituida el 11 de junio de 2015, con un capital social de apenas 5.000 euros, y despacho en Marbella. Su objeto: la adquisición, y explotación en régimen de alquiler o venta, de inmuebles. En septiembre de 2015, esta entidad amplió su capital social a los actuales 155.000 euros. Y esta misma firma la que hoy día sigue al frente a la iniciativa. Al menos en lo que a nombre se refiere. Porque tanto al inicio de la ya larga andadura del proyecto como ahora son otros los fondos que, de facto, controlan la operación hotelera.



En la documentación presentada por Andalusian Hospitality II en su oferta, finalmente ganadora en ausencia de contendientes, aseguró su solvencia económica con el compromiso de la entidad Energy City a “presentar apoyo financiero, técnico y profesional”. Y se llegó a destacar que esta mercantil tenia un volumen de negocio superior a los 140 millones de euros.

No obstante, esta referencia empresarial, plasmada en los documentos oficiales, no es la misma que los propios representantes del proyecto ponían sobre la mesa tras haber recibido la adjudicación: Al Bidda Group. A estos tres nombres de empresas se suma ahora un cuarto, el de la catarí Al Alfia.

Fuentes portuarias aseguraron que es ésta la dueña de Andalusian Hospitality, circunstancia que no hace necesario solicitar nueva documentación sobre la viabilidad de la iniciativa. De acuerdo con la información manejada por los responsables técnicos de la torre hotelera, esta sociedad es propiedad del Sheik Sultan Bin Jassim Al Thani, miembro de la familia real de Catar, al tiempo que se apunta que está presente en la industria petrolífera y gasística y en la construcción de grandes infraestructuras en Oriente Medio y Australia.

Los representantes de la empresa dicen que dispone de un valor patrimonial de unos 4.000 millones de euros

La cara y la voz de esta entidad en España es la del que fuera presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, fichado por la constructora Elisa, controlada por Al Alfia. En la puesta de largo de la última propuesta para el hotel, que tuvo lugar el pasado viernes, Calderón subrayo la fortaleza de la iniciativa, recordando, entre otros detalles, que quien está detrás de la misma dispone de un volumen patrimonial de unos 4.000 millones de euros.

Otras fuentes consultadas abundaron en esta misma línea, señalando que “actualmente es el verdadero fondo patrimonial de la familia real catarí”, disponiendo de unas 25 empresas filiales en Europa. En España, por el momento, su presencia se limita a la constructora alicantina Ecisa, de la que es propietaria.

Y existe una negociación abierta con Urbas, sociedad que, en caso de concluir satisfactoriamente las conversaciones, pasaría a controlar el 51% de esta entidad, dando entrada a Al Alfia en su accionario con un 3%. Se da la circunstancia de que la Audiencia Nacional ha pedido que se juzgue a un grupo de directivos de Urbas por unas supuestas irregularidades en la ampliación de capital que realizaron en 2015 por un importe de 384 millones de euros.

Este es el pilar sobre el que se sustenta el renovado proyecto de la torre del puerto. La propuesta revisada, por exigencias técnicas evidente, rebaja su altura a poco menos de 117 metros, frente a los 135 que, según el estudio encargado de su diseño, encabezado por José Seguí, iba a tener. Casi 20 metros menos obligados por la necesidad de que el complejo se rentranquee al menos 45 metros respecto de la línea exterior del dique de Levante, lo que reducirá las dimensiones del basamento.

Los ajustes se dejan notar también en el número de habitaciones, que de 352 pasan a unas 370, y la ampliación del centro de convenciones, que pasará a tener capacidad para unas 1.100 personas y estará adecuado para la celebración de grandes eventos nacionales e internacionales. La torre estar coronada por un mirador, con restaurante VIP y cafetería.

Y todo ello trae consigo un incremento de la inversión, que de los cerca de 120 millones iniciales pasará a unos 200 millones, según los datos aportados por Calderón. Una variación que podría obligar a la promotora a tener que actualizar el estudio de viabilidad económica presentado en su momento al Puerto.

La operación entra en su fase decisiva. Tras varios años de trámites administrativos, aún inconclusos, el ajuste urbanístico necesario para hacer posible la construcción de la torre está pendiente, primero, de la aprobación definitiva del Pleno del Ayuntamiento, lo que podría ocurrir en enero o febrero y, después, del visto bueno definitivo del Consejo de Ministros. Corresponde a este órgano permitir el uso propuesto dentro del recinto portuario. El valor de este dictamen es tal que en caso de ser negativo, el proyecto quedará en agua de borrajas.

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